viernes, 10 de enero de 2014

¿Cómo puede la economía aprovecharse del flujo de mano de obra según Rodrik?

En su libro, ''La paradoja de la globalización'', Dani Rodrik, expone un sistema sobre una pequeña liberalización del flujo de mano de obra, y de como nos podemos aprovechar de ello.

Para Rodrik, un gran segmento de la economía mundial no está suficientemente globalizado. Un mayor apertura económica en los mercados laborales mundiales tiene el potencial de proporcionar ingentes beneficios, especialmente a los pobres del mundo. Incluso una pequeña liberalización de las restricciones de los países extranjeros produciría un gran impacto en los ingresos globales. De hecho, las ganancias serían tan grandes que superarían fácilmente cualquier otra propuesta que esté actualmente sobre la mesa. Los mercados laborales son el territorio sin explotar de la globalización.

Los costes de transacción asociados con el cruce de las fronteras son mucho mayores en este segmento de de la economía mundial que en cualquier otro. Esta segmentación extrema, y las enormes diferencias salariales, invita a los inmigrantes ilegales de países con bajos ingresos a correr graves riesgos con la esperanza de mejorar sus ingresos y la calidad de vida de sus familiares.

Si los líderes de los países avanzados se tomaran en serio la mejora de los ingresos en todo el mundo y les importara que ese aumento tuviera un resultado más equitativo, centrarían toda su atención en reformar las reglas que rigen la movilidad internacional. Es cierto que la reducción total, o incluso significativa, en las restricciones a la inmigración causaría demasiados desajustes. Pero un programa a pequeña escala que fuera ampliando la movilidad laboral, sería manejable y generaría unas ganancias económicas muy grandes a los trabajadores emigrantes y a las economías de sus países de origen.

Esto es lo que propone: los países ricos se comprometen con un plan que ofrece visados de trabajo temporal que amplía el total de su fuerza de trabajo en no más del 3%. Según este plan, un contingente que combinara trabajadores cualificados y no cualificados de países pobres podría ocupar puestos de trabajo en los países ricos durante un periodo de 5 años. Para asegurarse de que los trabajadores vuelven a su país al terminar el contrato, habría que sustentar estos planes con una serie de sanciones e incentivos. Cuando estos trabajadores volviesen a sus países, una nueva oleada los sustituiría.

Un sistema así produciría unas ganancias estimadas a la economía mundial, considerablemente mayos a la que podría proporcionar un acuerdo para eliminar todos los aranceles y subsidios en el comercio global de bienes. El grueso de este aumento de bienes correspondería directamente a los ciudadanos de los países en vías de desarrollo. No tendríamos que esperar a que los beneficios llegaran hasta ellos por efecto goteo, como en el caso de la liberalización financiera y comercial. Además de estas ganancias, los trabajadores que han acumulados conocimientos, pericia, contactos, y ahorros en los países ricos serían a su vuelta auténticos agentes de cambio para sus sociedades. Su experiencia e inversiones desencadenarían dinámicas económicas y sociales positivas.

Sería difícil, obligar a los extranjeros a regresar a sus países de origen una vez transcurrido el periodo de trabajo. Por eso ofrece una serie de sanciones e incentivos claros tanto para los países, de origen y llegada, como para los trabajadores. Por ejemplo, retener una parte significativa del sueldo del trabajador hasta que vuelva a su país, o que por cada trabajador que no vuelva a su país, en la siguiente oleada habrá menos trabajadores que salgan de dicho país.

Además, muchos analistas han llegado a la conclusión, a partir de datos disponibles, de que la inmigración tiene efectos insignificantes e incluso positivos en los salarios de los trabajadores nacionales. En el caso de que descendiesen, sería como máximo un 1%.

El problema principal está en que una mayor presencia de trabajadores extranjeros, genera claramente poco entusiasmo tanto en Estados Unidos, como en Europa. 

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